
Pocos artistas encarnan la profundidad, el alma y la autenticidad del blues como John McDonald. Con más de 45 años de experiencia impregnada de la historia, la pasión y la emoción cruda del género, McDonald ha entregado otra obra maestra con Feeling Blues, una colección de temas que rinde homenaje a los grandes mientras traza un camino único y profundamente personal en el panorama del blues. Al unirse con el talentoso Mark Maxwell, cuya influencia en la grabación y la instrumentación es innegable, McDonald ha creado un álbum tan atemporal como innovador.
Desde las primeras notas de I Go by Feel, McDonald deja claras sus intenciones: este álbum está guiado por el instinto, la experiencia de vida y un amor puro por el blues. Su expresivo trabajo de guitarra, combinado con la resonancia ahumada de su voz, establece de inmediato el tono para una experiencia auditiva envolvente. El siguiente tema, Ain’t No Sunshine, insufla nueva vida al clásico de Bill Withers, canalizando una mezcla de melancolía y contención que hace que la canción se sienta tanto familiar como refrescantemente nueva.
Poison Ivy inyecta un aire juguetón y seguro, con intrincados licks de guitarra y una sección rítmica que fluye con naturalidad. Evil Twin se destaca como una de las piezas más intensas y convincentes del álbum, con la destreza narrativa de McDonald en primer plano. La forma en que dobla las notas y deja que su voz crepite con intensidad evoca los espíritus de las leyendas del blues.
El alma del álbum reside en piezas profundamente evocadoras como I'm Sitting Here Thinking of You y St. James Infirmary, que muestran la capacidad de McDonald para canalizar el dolor y el anhelo en cada acorde y cada letra. Jelly Roll Baker aporta un toque de picardía bluesera, mientras que Three O’Clock Blues rinde homenaje a B.B. King con una interpretación intensa y llena de emoción que perdura mucho después de que la última nota se desvanezca.
Para cuando llegamos a I’m Ready, McDonald y Maxwell han construido un paisaje sonoro completamente realizado, donde cada canción se siente como un capítulo en una historia mayor de amor, pérdida y redención. The Devil’s Daughter, oscura e intrigante, añade un toque de misterio, mientras que Summertime cierra el álbum con una nota etérea y casi fantasmal, recordándonos la versatilidad y el alcance de McDonald.
Feeling Blues es mucho más que un álbum: es un testimonio del amor inquebrantable de John McDonald por el género. Con el toque magistral de Mark Maxwell elevando cada pista, el álbum es una escucha esencial tanto para los aficionados al blues como para quienes lo descubren por primera vez. Cada nota, cada letra y cada riff de guitarra están impregnados de la pasión que solo proviene de una vida dedicada al blues. Esto es blues en su máxima expresión: crudo, sincero e inolvidable.
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